La cátedra surge como respuesta a la necesidad de un espacio académico que aborde las problemáticas de género, enfatizando que la perspectiva de género debe ser parte fundamental del currículo. Se argumenta que esta cátedra no solo enriquecerá el debate académico, sino que también contribuirá a formar profesionales con un sentido ético y crítico, capaces de utilizar el derecho como una herramienta de cambio social. Además, se destaca la importancia de una formación que responda a las necesidades socio-políticas actuales, promoviendo la equidad y la inclusión.