En cada promoción de egresados se destaca un número importante de estudiantes. Personas que atendieron el llamado de la vocación, y se aferraron a ella con pasión. De entre todos, una tríada se hace merecedora de una distinción especial: el orgullo de portar -y de custodiar- la bandera argentina.
Ana Sofía Abusetti, María Jimena Noguera y Alina Mabel Mazza son abanderada y escoltas salientes, respectivamente, de nuestra Facultad. El 28 de octubre traspasaron los símbolos que llevaron con orgullo y con honor durante todo el ciclo lectivo. Ahora, emprendieron la etapa siguiente, el momento en que empiezan a ejercer todo lo aprendido, con el plus de contar con ese importante logro en su palmarés individual.
Cada una transitó su propio camino durante la carrera, pero con el común denominador de la adrenalina que genera todo aquello que causa alegría, aun cuando en ocasiones dé miedo o preocupe.
“Desde siempre supe que quería ser abogada. Acaso debido a ello, desde el primer día de cursado en cada materia, desde la lectura inicial de cada manual o código comentado, encontraba algo que me motivaba y que inspiraba a seguir. Siempre con muchas ganas de aprender y de incorporar todo lo que esa nueva materia o texto tenía para enseñarme”, contó Abusetti.
“Todos los días era una vorágine. Trataba de encontrar el tiempo para cumplir con todas mis obligaciones. Pero pese a todo me encantó la carrera; me resultó amable y acogedora, y siempre fui tratada con mucho respeto”, indicó Mazza, que ya se desempeña como mediadora y como odontóloga en el Sistema Provincial de Salud, y que está a muy poco de obtener su maestría en Salud Pública. “Rescato los lazos de amistad y la comunión con diferentes personas, que resultaron enriquecedoras. Y también los profesores y los ayudantes, que siempre nos brindaron todo su conocimiento”, agregó.
Noguera coincide en dar un espacio destacado a la faceta humana de la carrera. “La Facultad fue una de las etapas más lindas que viví, y que me enseñó muchísimas cosas; no sólo desde lo académico, sino también para mi crecimiento personal. Estudiar en una universidad pública implica desafíos que dejan enseñanzas para toda la vida; en este ámbito uno encuentra una enorme diversidad de personas, con sus propias realidades, opiniones e ideologías; pero todos unidos, en un mismo camino, hacia un mismo objetivo. Y cada uno a su ritmo, con sus obstáculos y prioridades. Muchas veces se viven situaciones decepcionantes o injustas; pero también momentos de felicidad que perduran para siempre”, puntualizó.
Las tres terminaron la carrera en cuatro años. Sienten que el plan de estudios 2018 les dio las herramientas adecuadas para enfrentar la etapa profesional. “Me parece una propuesta integral, enriquecedora y trasversal, que busca la mejor formación posible para los futuros profesionales. En todo momento uno cuenta con materias innovadoras, con espacios prácticos y con acompañamiento docente”, señaló Abusetti. Y remarcó que las clases estuvieron basadas sobre información actualizada, y que durante aquellas se enseñaba jurisprudencia novedosa y al día con todos los cambios legislativos. “Siento que la Facultad me dio una base sólida y cimientos fuertes para seguir con mi capacitación; nunca dejaré de perfeccionarme y de seguir en este camino de formación académica”, dijo.
“El contenido de los planes de estudio me parece adecuado. Y más aun el de 2018, cuyos contenidos se fueron actualizando, con la inclusión de nuevas materias, acordes a las necesidades del mundo actual. Me siento preparada; y en cuanto a la práctica, se irá perfeccionando con el tiempo, cuando adquiera experiencia”, consideró Mazza.
“La estructura del plan de estudios 2018 permite al estudiante dar a su carrera la orientación que desee, a partir de la elección de materias optativas, tras un núcleo básico de materias esenciales y obligatorias. La Facultad me dio las herramientas necesarias para que pueda iniciarme adecuadamente en el ejercicio profesional. Gracias a ello, hoy en día estoy trabajando en Buenos Aires, dentro de un mercado laboral muy complejo y exigente” coincidió Noguera. E insistió: “la Facultad me otorgó una base muy buena, que permitió que mi proceso de adaptación y aprendizaje en este nuevo ámbito sea realmente rápido y positivo, y que me desenvuelva correctamente ante las diversas situaciones que se me presentan”.
Pero incluso el plan de estudios perfecto precisa de personas preparadas para derramar los saberes sobre los estudiantes. En ese sentido, las tres destacaron a los docentes de la Facultad. “Algunos impactaron mucho en mi formación. Profesores que tal vez con una clase me recordaban por qué había elegido esta carrera, que inspiraban a los estudiantes hablando de temas que los apasionaban, y contagiaban ese entusiasmo. Tuve el honor de aprender de profesores excelentes, y siempre estaré agradecida con mi Facultad por esa oportunidad”, expresó la abanderada.
“Tuve siempre una excelente relación con docentes, con nodocentes y con compañeros, al punto de que varios de ellos se sumaron a mi grupo de amigos cercanos. El cuerpo docente, excelente. No sólo transmitieron conocimientos jurídicos, sino también valores y experiencias de vida; y por eso los considero verdaderos maestros de la vida, y les guardo un profundo agradecimiento y respeto”, añadió Mazza, la primera escolta.
“Nuestra casa de estudios tiene un altísimo nivel académico; y los profesores suelen ser destacados juristas en las respectivas áreas en las que se desempeñan. Más allá de eso, algunos de ellos también tienen una enorme vocación por la docencia: buscan transmitir sus conocimientos de manera tal que el estudiante se apasione por su materia. De ellos me llevo mucho; y puedo decir que son los que realmente promueven una relación dinámica con el estudiante, un ‘ida y vuelta’ que resulta sumamente enriquecedor. Además, en la Facultad encontramos profesores de distintas maneras de pensar y de abordar su materia, y contamos con la libertad para elegir con cuáles de ellos cursar”, subrayó Noguera.
La importancia del rol
Abusetti consideró un honor haber llegado a portar la bandera; y sus escoltas, Mazza y Noguera, destacaron como una distinción haber secundado a aquella.
“Estoy muy orgullosa; pero, por sobre todo, estoy muy agradecida con la Facultad por este reconocimiento. Se trata de algo que me acompañará siempre y que siempre atesoraré con mucho cariño”, dijo la abanderada. “Espero que el rol de primera escolta se traduzca en mejores posibilidades laborales y de formación futuras, y que impacte en mi vida profesional”, dijo Mazza. “Haber sido escolta materializó todo el esfuerzo, la disciplina y la perseverancia que puse en mis cuatro años de carrera. Me llena de satisfacción haber obtenido una distinción de mérito en la carrera que tanto amo”, cerró Noguera.